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La vida es hermosa, esta llena de momentos gratificantes. Pueden ser recuerdos de una infancia inocente donde una bolsa podía convertirse en camiseta o las medias dobladas eran perfectas para el futbol. O quizás un amor o varios amores, que te hayan hecho sentir el corazón lleno, que te hayan hecho pensar que todo es más fácil estando de la mano de alguien. Alguna comida en familia donde no había lugares vacíos en la mesa, de esas que aun te resuenan las risas en tu mente. Todos fuimos muy felices, al menos un instante.
Pero acá está el problema…nos hicimos adultos.
Empiezan las preguntas existenciales, nos preguntamos a diario si somos suficientes, nos esforzamos y pensamos que no alcanza, pero dicen el solo intentarlo es suficiente.
Las responsabilidades nos agobian, nos olvidamos de buscar momentos de alegría por perseguir objetivos astronómicos, pero dicen que el secreto era ir paso a paso.
Empiezan a haber lugares vacíos en la mesa, porque sabemos que todos tenemos fecha de caducidad en este plano, nos llenamos de dolor sin pensar en lo efímero del tiempo, y dicen que la clave era dejar de vivir pensando que somos eternos.
El amor… llega el día en que abrimos los ojos para entender que la vida no era más fácil de la mano de alguien, solo era más linda, pero a veces cuando perdemos parece que ese amor se lleva la paleta de colores dejándote en gris, pero dicen que de amor nadie se muere.
Todo parece tener una solución sencilla, pero en el ejercicio de la vida pocas cosas lo son. Tragamos emociones, lloramos solos y ocultamos dolores sin darnos cuenta que a veces la emoción que rompe un corazón puede ser la misma que lo sana.
Si sentís que la angustia te aprieta la garganta como una corbata, si querés expresar lo cansado que estas de que el trabajo no sea suficiente, si te sentís solo, si la ansiedad te está volviendo loco, si tus errores están inclinando la balanza, por favor no olvides que todos tocamos fondo y necesitamos liberar piedras de nuestra mochila para poder resurgir.
Ojalá encuentres quien te extienda la mano y sepa escuchar sin juzgar, ojalá encuentres un hombro donde apoyar tu cansada cabeza y puedas llorar hasta llenarlo de moco. Nadie es tan fuerte, ni tan perfecto, ni tan consciente, ni tan autosuficiente. No importa quien seas, contas conmigo.
Pero acá está el problema…nos hicimos adultos.
Empiezan las preguntas existenciales, nos preguntamos a diario si somos suficientes, nos esforzamos y pensamos que no alcanza, pero dicen el solo intentarlo es suficiente.
Las responsabilidades nos agobian, nos olvidamos de buscar momentos de alegría por perseguir objetivos astronómicos, pero dicen que el secreto era ir paso a paso.
Empiezan a haber lugares vacíos en la mesa, porque sabemos que todos tenemos fecha de caducidad en este plano, nos llenamos de dolor sin pensar en lo efímero del tiempo, y dicen que la clave era dejar de vivir pensando que somos eternos.
El amor… llega el día en que abrimos los ojos para entender que la vida no era más fácil de la mano de alguien, solo era más linda, pero a veces cuando perdemos parece que ese amor se lleva la paleta de colores dejándote en gris, pero dicen que de amor nadie se muere.
Todo parece tener una solución sencilla, pero en el ejercicio de la vida pocas cosas lo son. Tragamos emociones, lloramos solos y ocultamos dolores sin darnos cuenta que a veces la emoción que rompe un corazón puede ser la misma que lo sana.
Si sentís que la angustia te aprieta la garganta como una corbata, si querés expresar lo cansado que estas de que el trabajo no sea suficiente, si te sentís solo, si la ansiedad te está volviendo loco, si tus errores están inclinando la balanza, por favor no olvides que todos tocamos fondo y necesitamos liberar piedras de nuestra mochila para poder resurgir.
Ojalá encuentres quien te extienda la mano y sepa escuchar sin juzgar, ojalá encuentres un hombro donde apoyar tu cansada cabeza y puedas llorar hasta llenarlo de moco. Nadie es tan fuerte, ni tan perfecto, ni tan consciente, ni tan autosuficiente. No importa quien seas, contas conmigo.
“Por un lado, todos queremos ser felices. Por otro, sabemos las cosas que nos hacen felices, pero no las hacemos. ¿Por qué? Muy sencillo, estamos demasiado ocupados. ¿Ocupados haciendo qué? Demasiado ocupados intentando ser felices”